Palabras que nunca se olvidarán.

(((Privado)))

Ethan acababa de volver con su madre del Callejón Diagon. Habían pasado el día comprando los útiles que necesitaría el muchacho para Hogwarts. Él la había pasado genial en aquel lugar, ya que casi nunca salían de la gran mansión. Pero Kate, su madre, había estado rara desde que salieron de Ollivander. Cuando miraba al chico simulaba una gran sonrisa, pero el dolor que sentía por dentro se reflejaba en sus ojos. A pesar de los 11 años de Ethan, él entendía mucho más que un chico de su edad, percibía como un adulto. Es por eso que se dio cuenta que sus padres se habían encerrado a discutir en su cuarto apenas llegaron con los bolsos repletos de libros, túnicas, pergaminos y plumas. El chico comenzó a acomodar todo lo que habían comprado cuando comenzó a escuchar gritos en la habitación de sus padres. Nunca había pasado nada parecido en su casa, por eso Ethan se sorprendió mucho. Corrió hasta la puerta cerrada que separaba la alcoba de sus padres de un pasillo amplio repleto de cuadros de familiares del muchacho. Cuando llegó, levantó su mano para tomar el picaporte pero la voz de su madre lo detuvo.

"Tienes que aceptarlo, Jack. Él no tiene la culpa de que otra varita lo haya aceptado. Deja ya aquella leyenda estúpida y acepta a tu hijo tal como es.", su madre le hablaba con determinación a su esposo.

Ethan nunca había escuchado a su madre hablar así a Jack. Siempre le daba la razón y lo consentía en todo.

Jack se encontraba leyendo el Profeta cuando su esposa y su hijo menor llegaron del Callejón Diagon. Ni siquiera los miró cuando los escuchó entrar. Hacía unos días que había llegado una carta de Hogwarts que citaba a Ethan a asistir a ese colegio. Jack tuvo que discutir con Kate ya que ella quería que su hijo vaya a Hogwarts. Obviamnte, su esposo se había negado. Él era el director de Durmstrang, ¿cómo iba a permitir que su hijo no sea un alumno de ahí? Pero finalmente había desistido, el chico nunca sería nada en ninguno de los dos colegios. Pero se equivocaba, ese chico sería algo: su peor miedo.
Kate dejó las bolsas que ella llevaba y se plantó frente a Jack.

"Debemos hablar.", le dijo y sin esperar respuesta se dirigió al cuarto matrimonial.

El esa época director se levantó y siguió a su esposa. Cuando cerró la puerta de la alcoba su mujer se sentó en la cama.

"Siéntate, Jack. Esto no será fácil.", le pidió Kate con un gran pesar.
"Si es por lo de Ethan, ya está decidido. Dejaré que vaya a ese colegio mugriento y se relacione con muggles.", dijo Jack con un dejo de ironía.
"No, no es eso.", contestó su esposa bajando la mirada.
"¿Qué ocurre?", reaccionó Jack al ver a su esposa tan apenada.

El hombre se arrodilló frente a su mujer, tratando de encontrar su mirada. Kate respondió a su búsqueda. Estaba llorando. Pocas veces la mujer había llorado en su vida, ya que era fuerte de espíritu. Pero tenía un punto débil y ese era su hijo menor.

"¿Qué pasa con Ethan esta vez?", preguntó el padre, ya que era obvio que se trataba de él.
"No creo en esa estúpida maldición, pero sé que tú sí lo haces.", contestó la mujer.

Jack quedó perplejo. Aunque su esposa no había dicho nada concreto, él se lo imaginaba. Ethan debía ser el segundo Cooper que no era aceptado por la varita hecha del Mooncalf de la familia.

"Dime que no es verdad. ¡Dímelo!", se descargó Jack.
"Tienes que aceptarlo, Jack. Él no tiene la culpa de que otra varita lo haya aceptado. Deja ya aquella leyenda estúpida y acepta a tu hijo tal como es.", le dijo la madre para calmarlo.
"No puede ser mi hijo. No es mi hijo, él no es un Cooper. Siempre fue extraño, nunca fue un verdadero miembro de la familia. ¡Encima ha sido elegido para ir a Hogwarts!", se lamentaba el director.
"¡Ya basta! Deja de decir estupideces.", lo detuvo Kate.
"No entiendes. ¿Qué dirá Benjamin luego de esto? Si se entera nuestro otro hijo no podrá ser patriarca de la familia."

Benjamin Cooper era el actual patriarca de la familia y primo de Jack. Ya tenía más de 80 años y no poseía descendencia. Cuando eso ocurría la ley decía que el próximo pontífice sería el mayor de la generación siguiente. Esa persona, en este caso, era el hijo mayor de Jack: James Cooper. Es por eso que si Benjamin se enteraba lo de Ethan, los 4 deberían abandonar la mansión y la familia.

"No se enterará. ¿Lo entiendes?.", ordenó Kate a su esposo.

Era la primera vez que eso ocurría. Los Cooper era una familia muy machista, es por eso que nunca pasaba algo similar. Pero Jack no dijo nada. Lo mejor era callar todo aquello. Dirían que la varita de Ethan era igual que la de todos. La ocultarían cuando el muchacho esté en la casa.

Ethan había escuchado toda la conversación sin moverse del lugar. No podía creer lo que estaba escuchando. Había escuchado hablar de la maldición de los Cooper, pero nunca pensó que fuera cierta y que su padre le diera tanta importancia. Pero nada de eso le había causado el gran dolor que sentía en su interior. No le importaba ser tratado como el futuro traidor, el del mal presagio, sino que le había dolido que su padre negara su paternidad. Que dijera que él no era su hijo. Sabía que a Jack le había costado mucho tener un hijo así, pero nunca pensó que lo negaría. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos del pequeño. Además podría ser la causa de que su hermano no se convirtiera en lo que él tanto quería, ser el líder de los Cooper. Pero su madre tenía razón, nadie de la familia debía saber sobre su varita. Por eso, Ethan se juró que nunca más hablaría de lo que acababa de escuchar.

"Tienes razón, Kate. Pero quiero que Ethan venga lo menos posible a esta casa. No quiero que esté cerca. ¡No, déjame hablar!", dijo cuando su esposa abrió la boca para interrumpirlo.

Ya había permitido que ella se exprese y lo tratara como quisiera, pero ahora era él quien iba a pautar las reglas del juego.

"Sólo vendrá aquí en las vacaciones de verano, el resto del año estará en ese mugroso colegio. Además, haré que uno de mis más leales elfos se infiltre en Hogwarts para que lo tenga vigilado. Forrence hará eso por mí. Tú no crees en esa maldición, pero yo sí. Tengo que saber todos sus movimientos.", Jack nunca había sido tan autoritario como lo estaba siendo en aquel momento.
"Pero es tu hijo, Jack.", replicó su mujer, tratando de aflojar el espíritu de su esposo.
"Por eso mismo, es mi responsabilidad romper aquella maldición e impedir que nuestra familia caiga definitivamente.", contestó el director para que su mujer entienda de una vez por todas.

El pequeño seguía escuchando, pero esta vez su dolor se había atenuado. Ahora se sentía confundido. ¿Cómo su padre pensaba que él iba a destruir la familia? Eso es lo último que haría en el mundo. A pesar de que sus parientes le habían causado mucho dolor, él los perdonaba y los amaba. Nunca sería capaz de ir contra ellos, pero parecía que su padre nunca lo creería. Decidió no seguir escuchando aquella conversación. Sabía que uno de los elfos de Jack lo vigilarían y eso ya le daba mucha bronca. Prefería no saber a aumentar su ira. El muchacho se levantó del suelo y se dirigió nuevamente al comedor.

(((Off: Cerramos el tema porque no tiene sentido que sigas hablando porque yo ya no lo escucho.)))