Catálogo de Varitas
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Sylvester Ensor
Cynric Morgan
Helena Smith
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Jack Cooper
Ethan Cooper
Charlie Littleton
Admin
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Catálogo de Varitas
Catálogo de Varitas
Todo mago deberá poseer una varita. Aquí podrán solicitarla en forma de roleo. Las maderas, tamaños y núcleos se detallan a continuación. Si se ponen de acuerdo entre personajes para tener varitas hermanas deberán (todos los usuarios involucrados) enviar un mensaje privado al Administrador o Responsable del Área para que se acepte.
El aspecto de la varita depende de la Madera escogida, pero se diferencian en tamaño y núcleo.
La adquisición de la varita no tiene costo.
Maderas
ABEDUL
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ACEBO
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BEJUCO
--------------------------------
CEREZO
--------------------------------
FRESNO
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MUERDAGO
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ROBLE
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SAUCE
--------------------------------
SAUCO
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SERBAL
Tamaños
Mínimo: 20 Cm.
Máximo: 40 Cm.
Nucleos
Pelo de Mooncalf
Pelo de Puffskein
Pelo de Veela
Pelo de Unicornio
Cuerno de Unicornio
Colmillo de Vampiro
Colmillo de Basilisco
Lágrima de Fénix
Pelo de Cola de Fénix
Fibra de Corazón de Dragón
Escama de Dragón
Garra de Esfinge
Garra de Lobo
Pluma de Hipogrifo
Pluma de Cuervo
Ala de Hada
Pezuña de Thestrall
ABEDUL
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ACEBO
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BEJUCO
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CEREZO
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FRESNO
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MUERDAGO
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ROBLE
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SAUCE
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SAUCO
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SERBAL
Tamaños
Mínimo: 20 Cm.
Máximo: 40 Cm.
Nucleos
Pelo de Mooncalf
Pelo de Puffskein
Pelo de Veela
Pelo de Unicornio
Cuerno de Unicornio
Colmillo de Vampiro
Colmillo de Basilisco
Lágrima de Fénix
Pelo de Cola de Fénix
Fibra de Corazón de Dragón
Escama de Dragón
Garra de Esfinge
Garra de Lobo
Pluma de Hipogrifo
Pluma de Cuervo
Ala de Hada
Pezuña de Thestrall
Última edición por Admin el Jue Jun 17, 2010 12:06 pm, editado 2 veces
Re: Catálogo de Varitas
Charlie miró la lista que había llegado junto con la carta que le comunicaba que había sido elegido para asistir a un colegio de magos. Su madre lo acompañaba sosteniendo la bolsa de monedas que habían intercambiado en el extraño banco por una gran cantidad de libras.
"¡No puedo creer que mi pequeño Charlinsito sea un mago!", le dijo Sarah mientras presionaba la mejilla de su hijo.
"¡Basta mamá! Me estas avergonzando.", reaccionó el joven escapando de su madre. "Quiero comprar mi varita. Sin ella no voy a poder hacer magia.", continuó diciendo mientras señalaba el local de Ollivander.
Ambos notaron que el local era muy pequeño. Con el tamaño de madre e hijo no dejaban mucho espacio para otros clientes. Apenas abrieron la puerta sonó una pequella campanilla. Ambos miraron hacia las grandes columnas de cajas apiladas, ya que escucharon pasos que se dirigían hacia el mostrador. Vieron, después de unos segundos, a un viejo lleno de polvo en sus hombros y su cabeza.
"Primer año, ¿no?", preguntó el viejo sin presentarse ni saludar.
"Efectivamente, señor. No somos magos así que no sabemos como...", pero Sarah no pudo terminar de hablar, su hijo la había callado cuando vio que el dueño de la tienda tomó un centímetro y comenzó a medir al muchacho.
"Es un chico muy fortachón.", comentó entre risas la madre mientras Ollivander medía la barriga del muchacho.
"Si le diera una varita a usted, el núcleo sería de pluma de cuervo ya que graznan la mayor parte del día.", contestó el viejo sin desviar la mirada de Charlie.
La señora había entendido la indirecta y se apartó de donde estaban los otros dos. Charlie esperó al señor mientras se dirigía y abría algunas de las cajas que contenían extrañas varillas de madera. Se acercó después de un rato con tres cajas y las depositó en el mostrador. Abrió la primera y dijo.
"Veamos que tal te va con esta. Madera de Parra, 24 cm., núcleo de garra de lobo."
El muchacho tomó la varita pero Ollivander se la arrebató de inmediato. Luego abrió la segunda caja. Según había dicho era de madera de Bejuco, 32 cm., núcleo de Pluma de Hipogrifo. El muchacho la tomó y de repente comenzaron a salir chispas de esta.
"Sabía que sería una de estas. Te felicito muchacho.", festejó el anciano.
Charlie se retiró del negocio sin retirar su vista de su nueva y más importante adquisición. No creía que nada de ese nuevo mundo lo sorprendería tanto como su varita. Sin embargo se confundía. Apenas vio la Tienda de Animales Mágicos olvidó totalmente la varilla de madera mágica y la metió en su bolsillo.
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Charlie Littleton- Mensajes : 24
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Re: Catálogo de Varitas
Dos peronas entraron al viejo negocio de varitas. La campanilla sonó y llamó la atención del vendedor. Este se acercó al mostrador, donde los clientes se encontraban.
"Necesito una varita para mi hijo, señor.", dijo la señora que se encontraba con un niño a su lado.
Ollivander comenzó a tomar las medidas del muchacho, pero este no reaccionaba. Era como si nada de lo que había ahí dentro existiera. El chico miraba hacía afuera fijamente. No emitía ningun sonido, no se escuchaba ni siquiera su respiración. Estaba totalmente concentrado en algo que sólo él sabía.
"Creo que tengo la varita perfecta para él.", dijo el viejo mientras se dirigía hacia la parte trasera del local. Luego de varios minutos volvió con una caja que abrió y dejo la tapa en un costado. Luego levantó la varita y dijo:
"Núcleo de Pezuña de Thestrall, 34 cm, hecha de madera de Roble."
De repente el chico miró a su futura varita, extendió la mano para que Ollivander se la entregara. El dueño del local lo hizo luego de sorprenderse por la extraña actitud del niño. La varita aceptó al Ethan de inmediato.
"Muchas gracias, señor Ollivander. Es increíble cómo descubre cuál será la varita indicada para cada uno.", comentó la mujer mientras le pagaba.
Luego, madre e hijo se retiraron de la tienda y siguieron comprando lo que Ethan necesitaría en el año. El señor Ollivander vio como ambos caminaban por la calle, alegres. Luego dijo en voz baja.
"Señora Cooper, usted sabe que esa varita le traerá más problemas a su hijo que beneficios. ¿Qué hará cuando se entere su padre de que Ethan es el primer Cooper que obtiene una varita diferente?"
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Ethan Cooper- Edad : 29
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Re: Catálogo de Varitas
Un pequeño entró al local de Ollivander junto con su padre. El local no era muy diferente a pesar de que estamos alrededor de 40 años atrás. El dueño del local se encontraba analizando unas varitas viejas que debía reparar. Cuando vio entrar a las dos personas dejó de lado lo que estaba haciendo y dijo:
"Señor Cooper, ya tengo preparado lo que me pidió. Sólo queda probar si la varita acepta al muchacho. Durante generaciones la varita de los Cooper ha sido siempre igual. La recuerdo bien. Madera de Serbal, de 31 cm. y su núcleo extraído del mismo Mooncalf... Aquí tiene entonces... Veamos cómo resulta.", dijo el señor para recibirlos.
El niño tomó la varita y de esta comenzaron a salir chispas doradas. Era evidente que la varita lo había aceptado.
"Recuerda que debes conservar aquella criatura viva. No queremos que alguien que no sea de la familia obtenga un pelo de ese animal. Solo para los Cooper.", ordenó Miles, el padre de Jack.
El dueño de la tienda asintió nerviosamente. Parecía respetar al señor Cooper.
"Señor, algún día llegará el momento en que la varita no acepte a un Cooper. ¿Qué hará en ese momento?", preguntó el viejo.
"No lo sé. Pero no creo que eso ocurra nunca. Durante siglos las varitas nos han aceptado.", dijo autoritariamente Miles. "Adios, señor. Gracias por sus servicios."
Ambos se retiraron del local. El niño miraba fascinado su nueva adquisición mientras la puerta se cerraba.
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Jack Cooper- Edad : 73
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Re: Catálogo de Varitas
"Señor Cooper, todavía no tuve la oportunidad de felicitarlo por su nuevo ascenso. Era claro que usted sería el nuevo director de Durmstrang.", dijo el señor Ollivander cuando vio que Jack Cooper entraba a su local.
Junto con el hombre iba un pequeño de unos 10 o 11 años. Era James, su único hijo hasta el momento. El niño tenía una mirada penetrante y maliciosa. Resultaba evidente que pertenecía a aquella familia.
"Muchas gracias. ¿Ha recibido mi carta?", preguntó Jack sin darle importancia al comentario de Ollivander.
"Claro que sí, señor. Ya la tengo lista. Aguarde que la voy a buscar."
El dueño del local se dirigió al fondo de la habitación para traspasar una pequeña puerta.
"¡Papá, quiero mi varita ahora!", dijo James que comenzaba a impacientarse.
"James, debes controlar tus impulsos. A veces uno tiene que esperar para conseguir lo que quiere. Pero nunca te rindas, si es necesario utiliza todos los medios para lograrlo.", contestó el padre sin entender la influencia que tendría aquel consejo en la vida futura del niño.
"¿Cualquier medio? Interesante.", dijo el muchacho, más para sí mismo que para Jack.
Ollivander volvió con la varita que los Cooper habían venido a buscar.
"Aquí la tiene, señor. Madera de Serbal, de 31 cm. y su núcleo extraído del mismo Mooncalf, como siempre han sido todas las varitas de los Cooper.", dijo orgulloso de su trabajo. "¿Quieres probarla?"
"No ofenda a mi hijo, Ollivander.", dijo el director muy enérgicamente. "Él será aceptado por esta varita. Es evidente."
El fabricante le dio la varita al joven sin volver a hablar. James la tomó y al instante salieron chispas de esta.
"Se lo dije. Luego le enviaré la paga. Hasta luego, Ollivander.", saludó Jack antes de cerrar la puerta del local con gran ímpetu.
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James Cooper- Edad : 36
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Re: Catálogo de Varitas
Helena estaba de pie en mitad del callejon Diagon, frente al Emporio de la Lechuza, controlando meticulosamente la lista proveniente de Hogwarts. Ya había pasado por Flourish & Blotts para comprar sus libros de textos, por Madame Malkin por su túnica, y lo
unico que faltaba era...
"¡Helena! Ollivander está hacia aquí...."
-Nunca entendí porque mi mama me grita así en público- pensó divertidamente Helena - supongo que es un caso perdido...-
La niña de once años salio corriendo hacia su madre haciendo oscilar su largo cabello. Habían dejado la compra de la varita para lo último por la experiencia de su madre, ella había probado casi todas las varitas hasta encontrar la indicada.
-Pero, - penso Helena contrariada- no sé exactamente a que se refiere con lo de la indicada...-
Llegaron a un local bastante mas pequeño de lo que Helena había imaginado y también era bastante oscuro. De todos modos, entraron y Helena advirtió un brillo nostálgico en la mirada de su madre. Estando ella tan absorta no lo noto, pero a su lado había un hombre con aspecto de una flor de diente de león, literalmente. Su pelo blanco le daba el especto de tener una nuber alrededor de su cabeza. El señor le sonreía abiertamente a su madre...
"Señora Casandra, cuanto tiempo ha pasado. Me alegro de ver que usted se encuentra tan bien... Sólo espero que con su bella hija no tengamos el melodrama que tuvimos con usted..." Añadió con una enigmática sonrisa.
"Créame Señor Ollivander, ella es muy diferente a mi, sabrá mas rapido que yo lo que quiere."
Ollivander giró rapidamente mientras miraba la altisima estantería que Helena miraba asombrada, una vez mas, para su sorpresa no notó la cinta métrica que estaba tomando sus medidas, algo que la hizo sentirse cohibida. Ollivander fue hacia el fondo del local y quedo cubierto en sombras y al regresar traía una pila tambaleante.
"Bueno, bueno, probemos un par le parece señorita....?" la frase terminó en pregunta y Helena se dió cuenta que no se había presentado correctamente.
"Mi nombre es Helena Smith, señor Ollivander". Ollivander la miraba atónito y eso... la hizo sentir cohibida de nuevo.
"Si, ya lo veo totalmentes diferentes..."
-¿Diferente de qué? ¿En qué?- En realidad todos decian que Helena y su madre eran iguales...- Este hombre no me gusta - pensó Helena frunciendo el ceño al piso.
"Probemos esta a ver que sucede, es una combinacion bonita, Roble, 21 cm, centro de pelo de Unicornio" Ollivander parecía confiado.
Helena la tomo en sus manos, con miedo a romperla, y entonces Ollivander se la saco.
"No, no, no es el efecto que esperaba... Probemos con esta, Cerezo, 22 cm, pluma de cuervo, es un poco rara, pero... creo que si."
A Helena, Ollivander la estaba sacando de quicio, quería, sinceramente, apuñalarlo con la varita. Sin embarlo en cuanto la varita entro en contacto con su mano un calor le recorrio el brazo e hizo que el fino vello de sus brazos se 'electrificaran'.
"Ajá, sabía que iba a ser más fácil, pero mas difícil a la vez, para una joven tan exótica como usted la varita debía ser a juego"
Cassandra estaba que no entraba en sí de alegría y Helena estaba agradeciendo que su madre haya olvidado la cámara de fotos. Iba pululando por el local cantando en gorgoritos, realmente desafinados, mientras Ollivander envolvia la varita en una caja y se la entregaba a Helena.
Finalmente salieron del local y Helena seguía pensando que Ollivander estaba chiflado, pero al menos ya tenia su varita lista para comenzar a aprender magia.
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Helena Smith- Mensajes : 10
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Re: Catálogo de Varitas
“¿Cyn? ¡Cyn!”
Una voz femenina llamaba a lo lejos su nombre, pero el niño continuó sin prestarle atención, observando ceñudo unos ejemplares que, aparentemente, llevaban varios siglos en Flourish and Blotts.
La mujer que lo llamó miró al anciano, con una sonrisa torcida en los labios, signo claro de impaciencia. “No puedo creerlo, siempre ocurre lo mismo…”
“Lo sé”, resopló el hombre, risueño. “Mejor ve tú a buscar las y yo lo llevo a Ollivander. Hace tiempo que no lo veo”
Ella solo asintió, le dio un beso en la mejilla, aseguró que se encontrarían en la estación de tren y salió del local.
Cyn no entendía porqué, cada vez que visitaban el callejón Diagon, lo hacían apresuradamente o lo arrastraban durante horas mientras su madre y su abuelo se abastecían en artículos mágicos, mientras él podría estar ocupando su valioso tiempo en revisar cada estantería de la librería. No era justo.
“Cynric, ya nos vamos”. Volvió a sonar su nombre, ésta vez con la voz potente del abuelo, justo detrás suyo. De mala gana, el muchacho miró al hombre mayor con una mueca idéntica a la anterior, la de su madre.
“La última vez acordamos que vendrían a buscarme aquí luego de que terminaran sus compras”
Ciarán sonrió, lo tomó por los hombros y lo guió fuera de la tienda. “Me temo que ésta compra requiere de tu presencia”
Cynric se detuvo y lo miró, incrédulo.
“¿Una varita?”
Ciarán sonrió, asintiendo. “De ése modo no tendrás que usar mi bastón a escondidas para hacer magia”
Cyn sintió cómo el rubor se expandía por sus mejillas, mientras su abuelo lo miraba con una mueca socarrona. Desvió la vista y abrió la boca para recitar la larga excusa que había planeado hace tiempo en caso de que llegara el día en que lo descubrieran haciendo magia sin permiso, pero el hombre sencillamente volvió a tomarlo por los hombros y a continuar caminando, hasta llegar al local de Ollivander.
Al llegar allí, los dos hombres se saludaron cordialmente con un abrazo, y luego Ciarán le tendió una mano confiada al Señor Ollivander, que recibió el gesto con gusto.
“Entonces, ¿una varita para el joven Morgan?”
“Así es”, se limitó a afirmar Ciarán, dándole una palmada de orgullo a su nieto en la espalda. Cynric sonrió, y luego abrió los ojos sorprendido, retrocediendo, un poco curioso ante la cinta métrica que había empezado a realizar su trabajo, sin previo aviso. Ollivander, entretanto, había empezado a buscar entre los estantes una varita.
“Sí, sí, sí. Creo que tengo algo para ti… por aquí… no, esto no. Aquí, un poco más arriba… ¿Ésta, quizás? Fresno, treinta centímetros, fibra de corazón de dragón”
El abuelo se asomó apenas, a ver la varita que se le ofrecía a Cynric. Éste apenas rozó la varita cuando el señor Ollivander se la quitó.
“No, no. Definitivamente no.”
Cynric arqueó una ceja, disgustado. ¿Qué era eso de ‘no, no, definitivamente no’?
“Pruebe ésta: acebo, garra de hipógrifo, veintidós centímetros. Es un tanto caprichosa, pero…”
Tan pronto como la tuvo entre sus dedos… el señor Ollivander se la sacó.
“No, obviamente no”
Levantó la vista hacia su abuelo, claramente exasperado por la falta de explicaciones, pero éste solo guiñó un ojo, queriendo decirle ‘ten paciencia’
“… ¿y ésta? Sí, ¿por qué no? Es una combinación más… tradicional. Inténtelo.”
Ni siquiera tuvo que tocar la varita para sentir el calor que ésta parecía desprender; ésa sensación le recorrió la espalda, dándole un escalofrío agradable. Cuando la tuvo en sus manos, se encendieron chispas plateadas. Morgan y Ollivander vitorearon, alegres.
“Roble, treinta y siete centímetros, cuerno de unicornio.”
El abuelo asintió, aunque aparentaba no estar sorprendido y musitó “Magnífico”
Ollivander se inclinó hacia Cynric, con una sonrisa en los labios.
“Hace años espero que algún miembro de la rama de tu familia cambie, al menos, de núcleo, muchacho, pero creo que no tendré éxito. No, no en ésta vida”, rió, divertido, el señor Ollivander. “Lo extraordinario es que hasta la varita de tu padre tenía un núcleo hecho con las pezuñas del mismo unicornio”
“¿Mi padre?”
El abuelo lo contempló, con una mirada triste. Era obvio que para el viaje de regreso a casa, una larga y eludida explicación también había sacado pasaje.
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Cynric Morgan- Edad : 31
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Re: Catálogo de Varitas
Tan pronto como dejó atrás la tienda de Madame Malkin pidió una vez más a su madre la lista de útiles, hoja de pergamino unas cincuenta veces desdoblada, para comprobar mentalmente qué le faltaba y qué no; le sorprendió observar que casi nada.
“¡Date prisa, Sylv!”, sentenció su altiva madre alzando apenas la voz e instándole, con una palmada suave en la espalda, a que continuara caminando. “Si no detestara tanto el humor de mi suegra, juro que me tomaría todo esto un poco más a la ligera, cariño. Pero bien sabes que es insoportable y que, en verdad, aborrezco que nos esté esperando para partir hacia Derby.”
Sylvester asintió en silencio en tanto caminó en dirección a otra tienda siguiendo los pasos de su progenitora.
“Lo único que verdaderamente me satisface es notar que pareces disfrutarlo y que, a tu modo, te agrada la idea de comenzar en Hogwarts”, añadió al tiempo que abría con sutileza la puerta del establecimiento y permitía a su hijo pasar.
– Sí, emoción pura me corre por las venas – pensó Sylvester esbozando en secreto una media sonrisa ligeramente socarrona y recorriendo con la mirada cada recoveco curioso en la tienda.
Observó a su madre retornar diplomáticamente a Ollivander los saludos y, luego de algunos minutos de conversación bilateral, advirtió que éste último se acercaba para tomar sus medidas.
“¡Ah!, clásico… sí, muy sencillo”, murmuró el hombre mientras dejaba a la cinta hacer lo propio y él se alejaba hacia los estantes.
Sylvester se limitó a mirarlo y se aproximó al mostrador una vez la cinta lo dejó en paz.
“Ésta… ¡pruébala!”, anunció Ollivander de repente, tendiéndole al muchacho una varita larga y de madera clara. Éste obedeció y, al tomarla y agitarla con la mano izquierda, de inmediato percibió ese cosquilleo y calidez característicos; y unas bonitas chispas rojas y azules estallaron en la punta de ésta.
Su madre sonrió, notablemente complacida, y Ollivander vitoreó.
“Madera de Sauco y núcleo de colmillo de vampiro, treinta y tres centímetros. Resistente y liviana”, dijo, y colocó la varita en la caja; “no dudé un segundo al seleccionarla. Nada nuevo bajo el sol de tu familia, muchacho”, añadió.
Consumada finalmente la compra, madre e hijo abandonaron la tienda a fin de realizar antes una última adquisición en el Callejón Diagon.
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Sylvester Ensor- Edad : 31
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Re: Catálogo de Varitas
Ellie entró muy apurada al negocio con su padre siguiéndola de cerca. Miró la lista del colegio una vez más. Túnica, libros, caldero... Sí, la varita mágica era lo único que le faltaba. Sonrió satisfecha, ¡ya casi estaba en Hogwarts!
“Señor Clark”
Sonó la voz de Ollivander desde los rincones más profundos del local. Ellie se sobresaltó un poco al oírlo. El hombre apareció de pronto frente a ellos y estrechó la mano de Elliot, tal vez con demasiado énfasis.
“¡Oh, buenos días! Como se imaginará, estoy buscando una
varita para mi hija, señor Ollivander”
Dijo él con una sonrisa, un poco emocionado. El hombre miró a la pequeña niña de arriba abajo y enseguida desapareció entre los estantes una vez más. A los pocos segundos reapareció con varias cajitas en la mano. Una por una puso las varitas en la mano de Ellie, y una por una se las fue quitando, al ver que no eran las correctas.
“Una chica difícil, eh?”
le dijo el anciano al oído. Ella no pudo evitar una sonrisita pícara.
Ellie debía haber probado decenas de varitas, cuando el señor Ollivander le dio aquella tan particular.
“Es un poco… peculiar.”
Dijo casi en un susurro antes de entregársela.
“Subestimada, si se quiere… Pruébela”
No llegó a dejarla en las manos de Ellie cuando la varita comenzó a escupir chispas doradas por todo el negocio. El parde de Ellie aplaudió emocionado mientras
el señor Ollivander anunciaba:
“25cm, madera de Fresno, núcleo de pelo de
Unicornio. Felicidades, señorita Clark”
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Ellie Clark- Mensajes : 11
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Re: Catálogo de Varitas
El viejo Ollivander escuchaba viendo detalladamente algunas varitas cuando de pronto escucha abrirse la puerta de su amplio local y ve entrar a un señor al cual reconoce de inmediato al ver que varita portaba en su mano y que detras de el entreba un joven el cual miraba interesado en cierta forma el local lleno de cajones y de una luz tenue portando una recien adquirida tunica negra de mago con el escudo de Hogwarts
"Jo,jo como estas Sr. de la vara Sauco,29 Cms y Nucleo de lagrima de Fenix?"
"Bastante bien viejo Ollivander, puedo ver que sigues con tanta memoria con las varitas como siempre"
"Y que lo ha traido hasta aqui? un ajuste o una revision de su vara talvez?"
"No exactamente, he venido a conseguir la vara magica perfecta para mi hijo Ollivander, y como siempre usted es el mas desarrolado en el tema"
El viejo Ollivander ni contesto porque marcho rapidamente en busqueda entre cajones a encontrar la cinta para medir y empezo a medir angulo por angulo al joven chico quien no parecia darle importancia a lo que hacia el Señor si no que estaba aun concentrado en el contenido de esos cajones con una mirada perdida hasta que ve que el Sr.Ollivander deja el metro al ver la concentracion del chico, hace un ademan de interes y luego de un rato marcha rapidamente a abrir los cajones uno tras otro por un rato hasta que viene con algunas varas hacia el chico
"Umm, puedo ver que eres alguien muy centrado en lo tuyo, y que pareces absorto en los pensamientos de lo que te interesa, haber probemos esta"
Pero antes de siquiera ponerla en la mano del chico la saco rapidamente hundiense en sus pensamientos y agarrar nuevamente todas las varas que trajo y ponerlas nuevamente en su lugar para ir al trasfondo del local empezando a escucharse un ruido de abrir y cerrar donde estaban el padre y su hijo hasta que viene el viejo Ollivander con una expresion de orgullo y le extiende al chico una varita
"Esta es justamente perfecta para ti, estoy muy seguro de que te sentiras agusto al tocarla, es una muy buena"
"...Veamos"
Al recibir la vara pasarian al menos dos segundos y de pronto empezaria un espectaculo de fuego y chispas rojos y azules que deslumbran al muchacho y lo sorprenden bastante a decir verdad hasta que absorto le pregunta a Ollivander
"Cual es la composicion de esta vara magica?"
"Interesante pregunta justamente te lo iba a decir ahora mismo, es Roble de 33 Centimetros con un nucleo de Pluma de Cuervo, una varita que selecciona muchas veces a los futuros Ravenclaw"
Al termino de eso, Chase viendo su vara fijamente sabiendo muy bien que sera uno de sus instrumentos predilectos y necesitados en el futuro sale de la tienda junto a su padre orgulloso de que su hijo haya sido aceptado por una varita magica
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Chase Hetfield- Edad : 29
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Re: Catálogo de Varitas
Caminando con movimientos finos y mirada firme, Aura miraba hacía el vacío sin pronunciar ninguna sola palabra, sólo se detenía para observar algo que le llamara la antención en alguna tienda que encontraba en el camino, ignorando a la persona que caminaba junto a ella.
"Podrías cambiar esa expresión porfavor, Aura?"
Ignorando, Aura seguía caminando con la frente erguida, ya un tanto molesta, la expresión de enfado en su rostro cada vez se notaba más...
"Simplemente no es mi culpa estar acá, de hecho, yo no quería... pero tu sabes papá no pod..."
"¡Cállate Andrew!" gritó Aura con disgusto.
"Podrías representar la edad que tienes con madurez porfavor? deberías entender que simplemente no podía venir..." Dijo Andrew con tono tosco .
"Es un día importante para mi...". replicó Aura - Siempre es lo mismo - pensó.
"Papá y Mamá son personas sumamente importantes, por ende, siempre tienen muchos deberes, su tiempo disponible es poco, y yo como tu hermano mayor y próximo heredero de la familia, es mi deber acompañarte a... ¡Aura!"
Aura había caminado a prisa cuando Andrew comenzó a hablar aburridamente de lo mismo, el tema para ella, era algo cotidiano, sus padres sumamente ausentes por trabajo, siempre al cuidado de sirvientes y su hermano siguiendole los pasos a donde vaya. sólamente pensaba en entrar luego a Hogwarts, en donde no habría servientos ni hermanos molestosos, si no que sería ella, la reina, la lider, el lugar donde poder ser libre y destacar...
"¡Hey, Te pasaste Aura, aquí es Ollivander!" Gritó Andrew, que venía corriendo detrás de ella.
"¡Maldición!" dijo a regañadientes.
Regreso hacia donde su hermano la estaba esperando, se miraron, inmediatamente ambos cambiaron la expresión de su rostro y entraron airosos y arrogantes a la tienda.
"Humm... Madera de bejuco, pluma de hipogrifo, tamaño 26 cms..."
"Impresionante Ollivander, aún te acuerdas". Dijo Andrew con una leve sonrisa.
"Recuerdo cada varita que hago y a quién se la paso Sr. Lawrence"
"Una excelente varita por lo demás, jamás me ha fallado, perfecta para mi... pero bueno, llendo al tema, traje a mi hermana para que escoja su varita"
Ollivander miró detenidamente a Aura, quién estaba callada junto a Andrew, achicó los ojos, luego desesperadamente agarro su escalera y empezó a buscar por toda la tienda, tirando a lo lejos las cajas con varitas que no le servían...
"¿Está loco, qué le pasa?" Dijo Aura en el oido a su hermano
Su hermano la miró con una sonrisa pícara, no le dijo nada y siguió observando la escena
"¡AQUÍ ESTÁ!" gritó Ollivander.
Se acercó bruscamente a Aura, y sacó despacio la varita de la caja que la contenía
"Si esta no es tu varita, entonces, ninguna la será... porfavor, tómala..."
Aura tomó la varita con un poco de desconfianza, pero al tocarla, se sintió tan bien, sintió que algo palpitaba dentro de esa varita
"¡Lo sabía! Srita. Lawrence, esta es su varita que la acompañará para toda la vida, árbol de cerezo, núcleo de pelo de veela, 22 cms."
"¡Pelo de veela!" exclamó alegremente Aura
"Espero que hagas un buen uso de ella" dijo seriamente Ollivander.
"Por supuesto que así será" replicó rápidamente Andrew
Rápidamente Andrew canceló la varita, miró seriamente a Ollivander, dió una pequeña inclinación, miró a Aura para que hiciera lo mismo y se retiró.
Aura guarda su varita con mucho cariño, dirige su mirada a Ollivander, se inclina en son de despedida y luego, airosa se retira de la tienda detrás de su hermano.
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Aura Lawrence- Edad : 32
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Re: Catálogo de Varitas
"Cariño...Levántate, hoy tenemos que ir como programamos al Callejón Diagon a comprar todo para Stanley.." Dijo Chisten, la madre de Stan a su padre, que aún estaba acostado.
"Las compras secundarias ya estan hechas.. He mandado a alguien a que consiga todo. No pienso estar rodeado de Muggles asquerosos que compran sus porquerías.. Sólo queda ir a por la varita. El único artículo que no puede comprarse por pedido.." Marko McBeth ya se incorporaba en su cama y miraba a su esposa, que a pesar de estar hacia poco tiempo despierta, ya irradiaba su hermosura.
"Iré yo solo con el chico...Tu quedate aqui y espéranos con una rica comida. No te preocupes, Stan estara bien conmigo.." Dijo Marko con seguridad..
"Hmmm..Cuidalo mucho si? Estaré aquí esperando.." Dijo con todo preocupado su mujer.
"Bien...Stan! Prepárate, salimos cuanto antes hacia el Callejón Diagon!" Dijo su padre al joven que estaba parado en la puerta de su habitación.
"Si!! A buscar finalmente mi varita!" Stan parecia muy entusiasmado.
-------------------------------------------------Callejón Diagon
Una vez en el lugar, Marko acompaño a su hijo directamente hacia Ollivander. Dos magos corpulentos se pararon en la puerta del local impidiendo a la gente entrar. Aquel momento iba a ser exclusivo de los McBeth. Cuando Marko entró finalmente en la tienda, miró al Señor Ollivander y éste dejó escapar un grito ahogado.
"McBeth! Por las barbas de Merlín!!" Ollivander enseguida tomó su varita mágica que llevaba en el bolsillo de su túnica, pero nada pudo hacer.
"Expelliarmus!!" Gritó Marko McBeth y la varita de Olllivander voló por los aires. "Viejo, sabes muy bien que no intentaría nada estando mi hijo aquí...Sabes muy bien a qué he venido y harás el trabajo." Marko apuntaba al Señor Ollivander con su varita y éste temblaba del pánico.
"De nignuna manera le daré un arma a ese niño! Desde que sucedió ese incidente contigo, juré nunca más entregar una varita a un McBeth! Mis varitas ya no causarán muerte a nadie!" El Señor Ollivander estaba sentado por el poder que el hechizo desarmador habia tenido en él.
"Papi... Que es eso de lo que habla el Señor? Por que no quiere darme una varita!?" Stan se acercó al Señor Ollivander y lo miró fijamente a los ojos. Se sentía muy enojado. Hacia tanto tiempo que deseaba tener su propia varita mágica y ahora que podía conseguirlo, Ollivander se negaba a darle una. "Espero que reconsidere su decision, señor. Quiero mi VARITA!!"
"Ya lo escuchó, Ollivander...Hágalo de inmediato!"
"De ninguna maner..." Y no pudo concluir la frase...
"Imperio!!!" Exclamó Marko y el Señor Ollivander cayó bajo el hechizo en un segundo. Se levantó y en un segundo comenzó a tomarle las medidas a Stan, que sonreía y miraba a su padre.
"Jajajaja, me hace cosquillas este viejo! Papi..para que son estas medidas?! Jajaja" Stan, a pesar de la situación, parecía disfrutarla y reía a carcajadas.
Pasados unos minutos, el Señor Ollivander caminó hasta su estante y sacó una varita. Volvió hacia donde estaba Stan y se la entregó. El chico apenas la tocó, montones de chispas rojas y amarillas salieron de la punta. El señor Ollivander dijo: "Perfecto, Madera de Roble, 25 centímetros, y núcleo de Colmillo de Basilisco."
"Bien hijo, ya tienes tu varita. Ahora es momento de retirarnos." Dijo Marko acercándose al escritorio de Ollivander y dejando sobre él una bolsa con dinero. "Esto será más que suficiente..."
"Si!! Genial!! Creo que me divertiré mucho con ella...Jajajaja...Hasta luego viejo!!" Saludó burlonamente a Ollivander, y abandonaron la Tienda.
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Stanley McBeth- Mensajes : 7
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