El último viaje

[PRIVADO]

Charlie acababa de bajar del tren junto con todos los estudiantes que, entusiasmados por el arribo, lo empujaban sin cesar. Miró el castillo una vez que los demás concurrentes al colegio lo dejaron tranquilo. Este era su último año en Hogwarts. Un sentimiento de melancolía se apoderó de su estómago. De seguro extrañaría aquel lugar.
Cuando el gordo pudo despejar su mente de aquellos tristes pensamientos, se dio cuenta que ya quedaban pocas carrozas para dirigirse al colegio. Charlie se apresuró por alcanzar una de las últimas. Por alguna extraña razón la mayoría de los estudiantes trataba de evitar aquel vehículo. A pesar de esto, el gordo tomó firmemente su bolso de mano y subió los peldaños de la carroza para entrar en el habitáculo.

Ethan esperó a que todos los alumnos se bajaran del tren. Aprovechó aquel momento para repasar en su memoria los nombres de los nuevos miembros del colegio. El muchacho creía que como Prefecto de Hogwarts debía saber los nombres de todos los habitantes del castillo, ya que si debía castigar alguno no podían mentirle con su identidad.
Cuando por fin los estudiantes desalojaron la salida de su vagón, el Slytherin descendió de este y se dirigió a uno de los carruajes tirados por Thestralls. El podía verlos desde el primer día en que había pisado aquellos terrenos y sabía por qué gracias a su estudio en Cuidado de las Criaturas Mágicas. Aquel que era capaz de ver aquellos animales, había visto la muerte directo a sus ojos. Ethan desvió la mirada de aquellas bestias para no recordar desagradables momentos. Subió a uno de los carruajes más alejados del castillo y se sentó junto a la ventanilla. Desde allí podía ver como algunos estudiantes esquivaban el vehículo cuando lo veían, como otros se reían de él y lo señalaban. Ethan era reconocido como un verdadero lunático dentro del colegio. Muchas veces era víctima de burlas y bromas pesadas. Después de muchos años el Slytherin se había acostumbrado a ellas. Pero aquel año todo cambiaría. Lo supo en el preciso instante en que abrió una de las cartas de Hogwarts y encontró la insignia de Prefecto.
De repente sus pensamientos quedaron en el olvido, cuando sintió que el habitáculo de la carroza se inclinaba hacia el lado opuesto del Prefecto. Ethan cayó en la cuenta que alguien estaba subiendo, pero debía de ser un gigante ya que la carroza se había torcido demasiado.
El Slytherin rió para sus adentros cuando supo que la persona que había subido al carruaje era demasiado gordo. Le divertía mucho saber que había comparado al muchacho con un gigante.
Miró como el chico se acomodaba en su asiento pero no le dirigió la palabra. Sin embargo infló su pecho para que su compañero viera la insignia de Prefecto que relucía en su túnica.

- ¡No puedo creerlo! -, se dijo a sí mismo decepcionado.

Había escogido la misma carroza que Ethan Cooper. Estaba sentado contra una de las ventanillas del habitáculo, mirándolo mientras se acomodaba en el asiento, sin decirle una palabra. Sin embargo, Charlie veía como el Slytherin inflaba su pecho ridículamente para mostrarle la insignia de Prefecto. El gordo no podía tener peor suerte. Se había subido a la carroza junto con Cooper, el reconocido lunático de Hogwarts, y para empeorar las cosas, había recibido el puesto de Prefecto de Slytherin.
El gordo terminó de acomodar su gran cuerpo y sus pertenencias, y se sentó dándole la espalda al nuevo Prefecto.

- Si no le hablo, seguramente él tampoco lo hará. -, de dijo convencido.

"Parece que hoy están muy inquietos.", comentó Ethan en voz alta.

El muchacho se había trepado a la ventanilla y sacaba la mitad del cuerpo hacia afuera. Estaba mirando hacia adelante donde se encontraban las grandes bestias que tiraban de los carruajes.

"¿No sé que les está molestando? ¿Tú qué opinas, Charlie?", le preguntó al gordo mientras volvía a sentarse en su asiento.

Charlie se sorprendió al escuchar que el muchacho hablaba mientras sacaba la mitad de su cuerpo fuera del carruaje. El gordo creyó que si no le dirigía la palabra el otro tampoco lo haría. Sin embargo, el Gryffindor sospechó que el comentario no iba dirigido hacia él específicamente. Tal vez era un pensamiento en voz alta. Pero todas sus esperanzas se vinieron abajo cuando el 'lunático' de Ethan Cooper le preguntó directamente a él.

"¿Cómo sabes mi nombre?", quiso saber, ignorando la pregunta anterior de Ethan.

Charlie no recordaba haber hablado con Cooper alguna vez. Sí lo conocía, por su fama de desquiciado, pero nunca habían tenido una conversación. Además, iban a cursos diferentes, su familia era de muggles mientras que los Cooper eran una prestigiosa familia del mundo mágico. Era imposible que el Prefecto sepa su nombre.

El otro joven no le había contestado su pregunta. Ethan lo tomó como una grosería, pero disfrutó saber que el gordo se sorprendía al notar que conocía su nombre sin haberse presentado.

"Como Prefecto siento la obligación de saber el nombre de cada uno de los alumnos del colegio", contestó Ethan lleno de orgullo.

Era la primera vez que el Prefecto tenía la oportunidad de sorprender en su nuevo puesto, y no iba a desperdiciarla.

"En cuanto me enteré que sería el Prefecto de Slytherin solicité al castillo información importante para poder desarrollar adecuadamente el puesto.", comentó mientras se hacía el importante. "Si tú fueras Prefecto sabrías a lo que me refería cuando te hice la primera pregunta, entre otras cosas. Yo lo sé desde el primer día en que vi estos carruajes."

El Prefecto parecía divertirse con el echo de que Charlie se sorprendiera. Ethan le contestó que había memorizado los nombres de todos los alumnos. Lo sentía una obligación como Prefecto. Era evidente que aquello lo llenaba de orgullo. Luego continuó contándole que había investigado gran cantidad de datos de Hogwarts para poder desempeñar adecuadamente su puesto.

"No entiendo a lo que te refieres, Ethan.", le dijo confundido el gordo cuando el otro hizo el último comentario. "¿Cuando viste los carruajes? ¿Acaso crees que las carrozas están inquietas?"

Ahora entendía un poco más por qué le decían a Ethan lunático. Charlie entendía que estaba hablando de los carruajes, pero había hablado de sentimientos. ¿Acaso Ethan pensaba que las cosas tenían sentimientos? El gordo deseaba con todo su ser que sólo fuera un mal entendido, porque no sabía si soportaría una conversación tan bizarra hasta las puertas del castillo.

Ethan rió cuando escuchó la pregunta del Gryffindor. ¿Cómo lo creía capaz de pensar que las carrozas estaban inquietas? A pesar de las pocas palabras que habían cruzado, el gordo comenzaba a caerle bien.

"Estoy hablando de los animales que tiran y hacen avanzar los carruajes. Seguramente no los veas, pero es extraño que un alumno de séptimo año ignore su existencia.", le dijo severamente Ethan. "Estos carruajes no se mueven solos. Los Thestralls tiran de ellos."

El Slytherin se reía del comentario del gordo. A Charlie le cayó muy mal aquel gesto. Si el Prefecto hubiera sido más claro, aquel mal entendido se hubiera evitado. Pero su enojo no duró mucho. El Cooper le decía que los carruajes no se movían por su cuenta, sino que grandes Thestralls tiraban de ellos.

"¿Thestralls?", dijo el gordo sorprendido, sin darse cuenta del comentario agresivo de Ethan.

Ya no le importaba que el Slytherin lo agrediera diciendo que como alumno del último año de Hogwarts debía saberlo. A Charlie las criaturas mágicas le facinaban, eran su pasión. ¿Cómo nunca había sospechado que eran Thestralls los que estaban frente a las carrozas? El gordo movió su gran cuerpo con una agilidad poco frecuente en él, y sacó su cabeza por la ventanilla. Al mirar hacia adelante no vio más que unas correas que se movían por su cuenta. Charlie estaba encantado con todo aquello. Por fin sabía que delante de sus ojos, aunque no pudiera verlos, estaban aquellas increíbles criaturas.
Pero de repente un escalofrío le recorrió la columna vertebral. El muchacho que lo acompañaba en aquel viaje había dicho que era capaz de verlos. Charlie, como buen alumno de Cuidado de las Criaturas Mágicas, sabía que la única forma de ver un Thestrall era si se había visto a alguien morir.

"Ethan, lo siento mucho.", se lamentó el gordo mientras volvía a sentarse en su lugar. "Fui un grosero al no darme cuenta."

"Sí, Thestralls", confirmó Ethan.

Su comentario había causado un efecto mayor del que creía. Ethan intentaba impresionar a la gente con sus múltiples y variados conocimientos, pero muy pocas veces lograba aquel efecto. Sin embargo, el gordo estaba muy sorprendido.
El Slytherin contempló cómo el gordo se movía velozmente. A Ethan le sorprendió que alguien de tal tamaño se pudiera mover tan ágilmente. Era evidente que el rostro del otro chico demostraba una fascinación poco frecuente. Pero la expresión de Charlie cambió rotundamente. Se volvió hacia Ethan y se disculpó por ser tan grosero. Al Prefecto le costó entender por qué el Gryffindor se disculpaba, pero luego de varios razonamientos llegó a la conclusión acertada.

"No es nada, Charlie. Veo que te gustan las criaturas mágicas. Te has entusiasmado un poco.", le contestó Ethan tratando de no hacerlo sentir mal. "Además, eso fue hace mucho tiempo ya."

Era una de las pocas veces que Ethan parecía una persona normal. Estaba hablando de sus sentimientos. Nunca lo hacía, y menos de aquel acontecimiento. Pero una cosa había llevado a la otra y accidentalmente tuvo que recordar aquel trágico suceso.
Ethan intentaba, sin conseguirlo, encontrar algún tema interesante para desviar el rumbo de la conversación.

Era evidente que el Slytherin intentaba no hacerlo sentir culpable. Pero el gordo lo quería enmendar. Ethan ahora parecía un muchacho común y corriente que se abría para expresar sus sentimientos. O por lo menos, eso había percibido Charlie. Su mirada había cambiado y ya no era distante.

"A pesar del tiempo, las heridas siguen sangrando, Ethan.", comentó el gordo, tratando de que el tema fluya. "¿Era alguien muy apegado, Ethan?"