Primer día, último año.
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Primer día, último año.
[Privado]
Cruzó la plataforma 9 y 3/4 acarreando su baúl y haciendo caso omiso del gato canela que lo seguía a corta distancia, abstraído en cavilaciones que se dejaban reflejar en su ceño fruncido.
La mujer pelirroja que lo esperaba del otro lado, junto a la locomotora roja de Hogwarts, lo observó con melancolía, y presionó con su dedo índice aquél lugar en la frente de su hijo en que se iba formando claramente una línea de preocupación.
"Ay... basta, mamá" dijo el muchacho, quitándose del su alcance. Aquélla solo le dió una sonrisa torcida, la misma que él había visto muchas veces le devolvía el espejo.
"El último año" anunció Eirwen, arqueando las cejas. "Pensar que hace siete años no querías saber absolutamente nada de asistir a un colegio"
- Otra vez el mismo discurso - pensó, desviando la vista hacia las demás familias, y se sintió mejor al distinguir entre los demás estudiantes a la figura de otro muchacho, un chico alto y delgado, que no disimulaba su completa indiferencia, incluso frente a sus padres.
Eirwen siguió la mirada de Cyn, y se encontró con la impaciencia demasiado disimulada de su hijo por reunirse con su amigo. Había terminado por aceptar la relación entre ambos, aunque no sin cierta reticencia. De todos modos, era más que bien sabido por ella que Cynric terminaría por hacer lo que se le antojara, así que le tomó el rostro y lo acercó a sí, eliminando la diferencia de estatura entre ambos para darle un beso. "Comportate. Y escríbeme"
La misma despedida de siempre.
El chico le dió una sonrisa dulce y sincera, para nada sarcástica y la abrazó. Subió su equipaje al tren, pero al voltearse para desearle un buen viaje de regreso, su madre ya había desaparecido. Dió un respingo, negando suavemente ante el comportamiento incorregible de su progenitora, para luego dirigir la vista al gato.
"Ven, Emrys. Esperemos a Sylvester en un compartimiento"
El gato dió un salto elegante, y se adelantó, pues conocía el camino perfectamente. No era precisamente 'un compartimiento', sino más bien 'el compartimiento' en el cual había empezado aquélla amistad y en el que habían viajado cada uno de los años siguientes. No era porque ninguno de los dos fuera particularmente sentimental, sino más bien por costumbre.
Cynric se sentó al lado de la ventanilla, contemplando con una mueca socarrona la expresión del joven Ensor, quien parecería que hubiera aceptado gustoso recolectar la pus de bubotubérculos con las manos desnudas antes que estar pasando por ésa situación todos los años. Pero bueno, al menos podría tener la tranquilidad de que éste sería el último.
Cruzó la plataforma 9 y 3/4 acarreando su baúl y haciendo caso omiso del gato canela que lo seguía a corta distancia, abstraído en cavilaciones que se dejaban reflejar en su ceño fruncido.
La mujer pelirroja que lo esperaba del otro lado, junto a la locomotora roja de Hogwarts, lo observó con melancolía, y presionó con su dedo índice aquél lugar en la frente de su hijo en que se iba formando claramente una línea de preocupación.
"Ay... basta, mamá" dijo el muchacho, quitándose del su alcance. Aquélla solo le dió una sonrisa torcida, la misma que él había visto muchas veces le devolvía el espejo.
"El último año" anunció Eirwen, arqueando las cejas. "Pensar que hace siete años no querías saber absolutamente nada de asistir a un colegio"
- Otra vez el mismo discurso - pensó, desviando la vista hacia las demás familias, y se sintió mejor al distinguir entre los demás estudiantes a la figura de otro muchacho, un chico alto y delgado, que no disimulaba su completa indiferencia, incluso frente a sus padres.
Eirwen siguió la mirada de Cyn, y se encontró con la impaciencia demasiado disimulada de su hijo por reunirse con su amigo. Había terminado por aceptar la relación entre ambos, aunque no sin cierta reticencia. De todos modos, era más que bien sabido por ella que Cynric terminaría por hacer lo que se le antojara, así que le tomó el rostro y lo acercó a sí, eliminando la diferencia de estatura entre ambos para darle un beso. "Comportate. Y escríbeme"
La misma despedida de siempre.
El chico le dió una sonrisa dulce y sincera, para nada sarcástica y la abrazó. Subió su equipaje al tren, pero al voltearse para desearle un buen viaje de regreso, su madre ya había desaparecido. Dió un respingo, negando suavemente ante el comportamiento incorregible de su progenitora, para luego dirigir la vista al gato.
"Ven, Emrys. Esperemos a Sylvester en un compartimiento"
El gato dió un salto elegante, y se adelantó, pues conocía el camino perfectamente. No era precisamente 'un compartimiento', sino más bien 'el compartimiento' en el cual había empezado aquélla amistad y en el que habían viajado cada uno de los años siguientes. No era porque ninguno de los dos fuera particularmente sentimental, sino más bien por costumbre.
Cynric se sentó al lado de la ventanilla, contemplando con una mueca socarrona la expresión del joven Ensor, quien parecería que hubiera aceptado gustoso recolectar la pus de bubotubérculos con las manos desnudas antes que estar pasando por ésa situación todos los años. Pero bueno, al menos podría tener la tranquilidad de que éste sería el último.
Cynric Morgan- Edad : 31
Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
–Otra vez, la misma historia– pensó al tiempo que se adentraba y ubicaba en el mismo compartimiento de siempre; cual zombie autómata acomodó sus pertenencias en la misma esquina. Tomó asiento en el mismo lugar y miró por la misma ventana opuesta a la plataforma. Todo idéntico, colosalmente rutinario. Llamó a Greifenhagen, que acudió a él enseguida ocupando un lugar en su regazo, sobre la negra túnica.
Alzó los brazos para desperezarse y aflojó el nudo de la corbata bicolor que su madre, justo antes de subir al tren, había arreglado. De modo que volvió a ser la viva imagen de alguien irremediablemente despreocupado; la indiferencia sería su ruina, él lo sabía y lo aceptaba con descaro.
Enarcó una ceja cuando Cynric entró, con toda confianza, en el compartimiento. Acariciaba para entonces, con un deje sutilmente agresivo, el cuello de su gato, que no parecía inmutarse por una caricia tan poco delicada. Sonrió ladino, curvando apenas los labios. “¿Dónde quedó la cortesía?”, preguntó mirándolo con una expresión desvergonzadamente burlona. “Influencias familiares… sûrement.”, añadió para incordiarlo, aunque sabía que aquello no haría mella en él.
Soltó a su gato, que brincó ágilmente y huyó de su dueño hasta detenerse ante los pies de su amigo. “Dije bromeando que le sacaría los ojos para preparar una poción y, desde entonces, no es el mismo.”, desvió la mirada hacia el exterior, sus padres conversaban entre ellos pero no se habían marchado. “No soportaré otro año, ¿sabes?, me envenenaré.”, sentenció con helada solemnidad y se levantó para ayudar a Cynric adecuar su baúl, muy probablemente, en el sitio acostumbrado.
Alzó los brazos para desperezarse y aflojó el nudo de la corbata bicolor que su madre, justo antes de subir al tren, había arreglado. De modo que volvió a ser la viva imagen de alguien irremediablemente despreocupado; la indiferencia sería su ruina, él lo sabía y lo aceptaba con descaro.
Enarcó una ceja cuando Cynric entró, con toda confianza, en el compartimiento. Acariciaba para entonces, con un deje sutilmente agresivo, el cuello de su gato, que no parecía inmutarse por una caricia tan poco delicada. Sonrió ladino, curvando apenas los labios. “¿Dónde quedó la cortesía?”, preguntó mirándolo con una expresión desvergonzadamente burlona. “Influencias familiares… sûrement.”, añadió para incordiarlo, aunque sabía que aquello no haría mella en él.
Soltó a su gato, que brincó ágilmente y huyó de su dueño hasta detenerse ante los pies de su amigo. “Dije bromeando que le sacaría los ojos para preparar una poción y, desde entonces, no es el mismo.”, desvió la mirada hacia el exterior, sus padres conversaban entre ellos pero no se habían marchado. “No soportaré otro año, ¿sabes?, me envenenaré.”, sentenció con helada solemnidad y se levantó para ayudar a Cynric adecuar su baúl, muy probablemente, en el sitio acostumbrado.
Sylvester Ensor- Edad : 31
Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
"Quizás también las amistades," dijo, en un tono severo y pensativo, no por ello menos irónico " he oído durante varios años que ciertas compañías causan estragos irreparables en el comportamiento antes intachable de algunas personas"
Observó a su amigo, e internamente le agradó comprobar que no había cambiado un ápice además de aquéllos centímetros agregados a su estatura, aunque tampoco lo esperaba... Quizás los ángulos de su rostro estaban un poco más marcados, signos de que los años de madurez se acercaban, pero aparte de ello seguía siendo el mismo muchacho indolente, de cabello y de tez extremadamente pálida con el que mantenía aquélla estrecha amistad.
- Pobre Greiffenhagen - Pensó, dedicándole una sonrisa compasiva al
curioso animal a su pies y dándole una tímida caricia en la cabeza. Era obvio que su dueño lo apreciaba demasiado
como para realizar tal atrocidad pero que, de estar en su lugar, él
tampoco podría dormir tranquilo. Luego, se volvió hacia el otro joven, curvando los labios en una mueca socarrona ante la amenaza de suicidio inminente.
"Dijiste lo mismo en la última carta que recibí, así que o no lo has hecho o no ha dado resultado. De todos modos, debo confesarte me alegra saber que tu radiante y jovial persona me acompañará durante el año escolar. Míralo de ésta manera, no tendrás que soportar otro"
Entre los dos, colocaron el baúl en el lugar típico, tras lo cual Emrys se apresuró a acomodarse encima de éste.
"El pobre está cansado. No se le dan muy bien los viajes con los polvos flu" explicó, apesudumbradamente.
Cynric sonrió ante el escenario que se presentaba nuevamente, como si lo único que en realidad hubiera cambiado
en ésos siete años hubieran sido ellos. Tomó asiento frente al acostumbrado lugar del otro chico y saludó a los padres de Sylvester en un ademán ceremonioso y educado, con el único fin de molestarlo.
"¿Qué tal tu verano?" preguntó, distraído. "¿A qué familiar no te permitieron desollar vivo?"
Observó a su amigo, e internamente le agradó comprobar que no había cambiado un ápice además de aquéllos centímetros agregados a su estatura, aunque tampoco lo esperaba... Quizás los ángulos de su rostro estaban un poco más marcados, signos de que los años de madurez se acercaban, pero aparte de ello seguía siendo el mismo muchacho indolente, de cabello y de tez extremadamente pálida con el que mantenía aquélla estrecha amistad.
- Pobre Greiffenhagen - Pensó, dedicándole una sonrisa compasiva al
curioso animal a su pies y dándole una tímida caricia en la cabeza. Era obvio que su dueño lo apreciaba demasiado
como para realizar tal atrocidad pero que, de estar en su lugar, él
tampoco podría dormir tranquilo. Luego, se volvió hacia el otro joven, curvando los labios en una mueca socarrona ante la amenaza de suicidio inminente.
"Dijiste lo mismo en la última carta que recibí, así que o no lo has hecho o no ha dado resultado. De todos modos, debo confesarte me alegra saber que tu radiante y jovial persona me acompañará durante el año escolar. Míralo de ésta manera, no tendrás que soportar otro"
Entre los dos, colocaron el baúl en el lugar típico, tras lo cual Emrys se apresuró a acomodarse encima de éste.
"El pobre está cansado. No se le dan muy bien los viajes con los polvos flu" explicó, apesudumbradamente.
Cynric sonrió ante el escenario que se presentaba nuevamente, como si lo único que en realidad hubiera cambiado
en ésos siete años hubieran sido ellos. Tomó asiento frente al acostumbrado lugar del otro chico y saludó a los padres de Sylvester en un ademán ceremonioso y educado, con el único fin de molestarlo.
"¿Qué tal tu verano?" preguntó, distraído. "¿A qué familiar no te permitieron desollar vivo?"
Cynric Morgan- Edad : 31
Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
“Te devuelven el saludo, ¿no?, son impecablemente… teatrales, por no decir otra palabra.” enarcó la ceja diestra y sonrió finalmente ante el tono sardónico de su amigo, demasiado familiar ya para él, y lo contempló a fin de advertir algún cambio en su persona; al notar que todo seguía tal como lo recordaba antes del verano, volvió a tomar asiento a sus anchas. Si había cambiado no lo notó, ser detallista no era lo suyo.
Sus ojos de un azul metálico se posaron en Emrys y luego, de vuelta en Cynric.
“Bien lo has dicho, «de algunas personas». Yo, por mi parte, continúo siendo un modelo de ejemplaridad pese a codearme contigo.” dijo lacónicamente y cruzó las manos tras su nuca tan pronto se reclinó en el asiento. “Mi madre me vigila, tú lo sabes, en casa no podría suicidarme ni desollar a mi hermana.” hizo una larga pausa, “podría haber hecho aún más miserable la existencia del elfo, pero eso dejó de entretenerme hace años.”
Cruzó las piernas a la altura de los tobillos y liberó una de sus manos para colocarla sobre el gato que se situó de nuevo en su regazo. “En resumen, el verano estuvo… normal. Aparte de una niñita de nueve años que quiso coquetearme en una reunión que organizó mi padre para celebrar «algo», no tengo nada que contar.”
“El tuyo probablemente fue mejor.” afirmó.
Sus ojos de un azul metálico se posaron en Emrys y luego, de vuelta en Cynric.
“Bien lo has dicho, «de algunas personas». Yo, por mi parte, continúo siendo un modelo de ejemplaridad pese a codearme contigo.” dijo lacónicamente y cruzó las manos tras su nuca tan pronto se reclinó en el asiento. “Mi madre me vigila, tú lo sabes, en casa no podría suicidarme ni desollar a mi hermana.” hizo una larga pausa, “podría haber hecho aún más miserable la existencia del elfo, pero eso dejó de entretenerme hace años.”
Cruzó las piernas a la altura de los tobillos y liberó una de sus manos para colocarla sobre el gato que se situó de nuevo en su regazo. “En resumen, el verano estuvo… normal. Aparte de una niñita de nueve años que quiso coquetearme en una reunión que organizó mi padre para celebrar «algo», no tengo nada que contar.”
“El tuyo probablemente fue mejor.” afirmó.
Sylvester Ensor- Edad : 31
Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
"Son... educados, al menos" - No como otros que se llenan la boca con palabras de honor y sabiduría, y corren ante el menor disgusto... - agregó, inmediatamente, en su mente.
Apoyó la espalda contra el asiento, mirando el techo y sonriendo ante las palabras de Sylvester. Observó unos instantes sus movimientos, hasta que unas voces en el exterior lo distrajeron, pero no lo suficiente. "En cualquier caso, hubieras terminado en Azkaban o San Mungo: habrías muerto de hastío allí, y yo de monotonía en el colegio... ¿Y nueve años?" musitó, y no pudo controlar la carcajada que escapó de su garganta. "El rango de edades se va diversificando cada vez más, alguien tendría que felicitar a tus progenitores por semejante ejemplar" le dijo, y guiñó un ojo, aunque era innecesario aclarar que era una broma.
Se inclinó en su asiento, entrelazando las manos y apoyando los antebrazos sobre las rodillas, en gesto despreocupado. Sus ojos volvieron a la esbelta figura de Sylvester.
"Lo más interesante que hice (involuntariamente, para colmo) fue volar el buzón de nuestra casa en frente de unos muggles" dijo, y soltó un resoplido al recordarlo. Bajó la vista y extrajo su varita casi por instinto, pues nada la resultaba más tedioso
en las vacaciones que no poder hacer uso de ella. De la madera blanca
saltaron unas chispas plateadas, mientras la hacía girar entre los dedos, rememorando aquélla primera vez en la tienda del anciano Ollivander. "Como si lo necesitaramos. Fuera de éso... bueno, ya sabes, ésto de caer en comas etílicos, ir a nadar desnudo en el lago, consumir drogas ilegales, participar en la orgía de cada fin de semana, hacerme piercings y tatuajes en lugares impúdicos me deja exhausto cada Verano" declaró, con una mirada aburrida al exterior, ligero mohín y cejas levantadas, aparentando inocencia y satisfacción.
Emrys bufó, molesto, por los primeros silbidos y movimientos de la
locomotora a vapor y se acercó a su dueño en busca de atención.
- Ya era hora... -
Apoyó la espalda contra el asiento, mirando el techo y sonriendo ante las palabras de Sylvester. Observó unos instantes sus movimientos, hasta que unas voces en el exterior lo distrajeron, pero no lo suficiente. "En cualquier caso, hubieras terminado en Azkaban o San Mungo: habrías muerto de hastío allí, y yo de monotonía en el colegio... ¿Y nueve años?" musitó, y no pudo controlar la carcajada que escapó de su garganta. "El rango de edades se va diversificando cada vez más, alguien tendría que felicitar a tus progenitores por semejante ejemplar" le dijo, y guiñó un ojo, aunque era innecesario aclarar que era una broma.
Se inclinó en su asiento, entrelazando las manos y apoyando los antebrazos sobre las rodillas, en gesto despreocupado. Sus ojos volvieron a la esbelta figura de Sylvester.
"Lo más interesante que hice (involuntariamente, para colmo) fue volar el buzón de nuestra casa en frente de unos muggles" dijo, y soltó un resoplido al recordarlo. Bajó la vista y extrajo su varita casi por instinto, pues nada la resultaba más tedioso
en las vacaciones que no poder hacer uso de ella. De la madera blanca
saltaron unas chispas plateadas, mientras la hacía girar entre los dedos, rememorando aquélla primera vez en la tienda del anciano Ollivander. "Como si lo necesitaramos. Fuera de éso... bueno, ya sabes, ésto de caer en comas etílicos, ir a nadar desnudo en el lago, consumir drogas ilegales, participar en la orgía de cada fin de semana, hacerme piercings y tatuajes en lugares impúdicos me deja exhausto cada Verano" declaró, con una mirada aburrida al exterior, ligero mohín y cejas levantadas, aparentando inocencia y satisfacción.
Emrys bufó, molesto, por los primeros silbidos y movimientos de la
locomotora a vapor y se acercó a su dueño en busca de atención.
- Ya era hora... -
Cynric Morgan- Edad : 31
Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
“Moriré de hastío aquí, allí o en cualquier otro lugar puesto que nada, todavía, me entretiene bastante... o sí, hay algo, pero es una actividad que puedo realizar en cualquier momento y cuando me provoque.” Sonrió con sorna tras escuchar sus propias palabras, apartó la mirada de Cynric, cerró los ojos e inclinó hacia atrás el cuello; de pronto se sintió adormilado. “Nueve, sí. Bastiaan me notificó muy amablemente que esperaba obtener algo del padre por vías diplomáticas y que, si realmente tenía un órgano blando dentro del cráneo, no me atrevería a «asustar» a la hija… como si me interesaran sus asuntos.” dijo aquello con voz grave y parsimoniosa, sin abrir los ojos o moverse de su sitio, “no tengo culpa de ser irresistible cuando actúo.” agregó casi riendo.
Sintió que Greifenhagen volvía a encontrarse próximo a él, no le importó. “Cuando te portes mal alguna vez... ya sabes, mal de corazón y no por inducción, trabajaré gratis en San Mungo sanando pústulas en el área de envenenamientos provocados por pociones y plantas.” enarcó una ceja, sabiendo que Cynric no lo vería.
“Un buzón…” abrió los ojos, que volvieron a posarse en su amigo, “vivir alejado de los muggles tiene sus ventajas.”
Sintió que Greifenhagen volvía a encontrarse próximo a él, no le importó. “Cuando te portes mal alguna vez... ya sabes, mal de corazón y no por inducción, trabajaré gratis en San Mungo sanando pústulas en el área de envenenamientos provocados por pociones y plantas.” enarcó una ceja, sabiendo que Cynric no lo vería.
“Un buzón…” abrió los ojos, que volvieron a posarse en su amigo, “vivir alejado de los muggles tiene sus ventajas.”
Sylvester Ensor- Edad : 31
Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
Entreabrió los labios, el ceño fruncido en expresión extrañada, a punto de preguntarle qué era lo que, al fin, había conseguido su atención. A último momento, cerró la boca y se fijó en el paisaje cambiante por la ventana. Se reclinó en el asiento, cruzándose de brazos y apoyándose sobre un costado, al lado de ésta. Años de amistad lo habían entrenado bien y sabía que la respuesta no sería precisamente de su agrado.
"Bueno, no la habrás traumado de por vida, espero" añadió, refiriéndose al incidente con la niña. Su mirada calma y azul se posó en Greiffenhagen, mientras evitaba un bostezo.
"Nosotros vivimos alejados, pero no lo suficiente, evidentemente..."
Se quedó en silencio unos momentos, taciturno. Luego, esbozó una típica sonrisa torcida ya más animado, y con un movimiento casi imperceptible de su varita hizo que la corbata de Sylvester se balanceara de un lado al otro, en frente de él.
"Siendo honesto, la mayor maldad de la que soy capaz es quitarle las pasas a los pastelillos de Navidad. Si no fuera tan 'asquerosamente bueno' como alguna vez señalaste, supongo sería tu compañero de dormitorio a éstas alturas... aunque todavía no estoy seguro de si me despertaré contigo encima, intentando ahorcarme o algo por el estilo"
"Bueno, no la habrás traumado de por vida, espero" añadió, refiriéndose al incidente con la niña. Su mirada calma y azul se posó en Greiffenhagen, mientras evitaba un bostezo.
"Nosotros vivimos alejados, pero no lo suficiente, evidentemente..."
Se quedó en silencio unos momentos, taciturno. Luego, esbozó una típica sonrisa torcida ya más animado, y con un movimiento casi imperceptible de su varita hizo que la corbata de Sylvester se balanceara de un lado al otro, en frente de él.
"Siendo honesto, la mayor maldad de la que soy capaz es quitarle las pasas a los pastelillos de Navidad. Si no fuera tan 'asquerosamente bueno' como alguna vez señalaste, supongo sería tu compañero de dormitorio a éstas alturas... aunque todavía no estoy seguro de si me despertaré contigo encima, intentando ahorcarme o algo por el estilo"
Cynric Morgan- Edad : 31
Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
“La traté de mil amores, mijn vriend, ¿tanto te cuesta creértelo?” Posó la palma diestra extendida en su pecho, rodeando la base del cuello y evitando así que su corbata continuase siendo un objeto de distracción. Sonrió después y dedicó a quién tenía al frente una mirada insolente, si bien su insolencia no era verídica, no hacia Cynric Morgan.
“Te tengo en alta estima, ¿sabes?, para qué ahorcarte mientras duermes si puedo hacerlo mientras tus cinco sentidos están despiertos.” enarcó el entrecejo al terminar aquella frase y alargó su mano libre para acariciar a su amargado gato que comenzaba a mostrar señales de aburrimiento, “en otra vida, quizá, pero si lo fueses en ésta… me reiría del escándalo que eso provocaría en tu familia. La vileza de los Slytherins es todo un cliché.”
“Te tengo en alta estima, ¿sabes?, para qué ahorcarte mientras duermes si puedo hacerlo mientras tus cinco sentidos están despiertos.” enarcó el entrecejo al terminar aquella frase y alargó su mano libre para acariciar a su amargado gato que comenzaba a mostrar señales de aburrimiento, “en otra vida, quizá, pero si lo fueses en ésta… me reiría del escándalo que eso provocaría en tu familia. La vileza de los Slytherins es todo un cliché.”
Sylvester Ensor- Edad : 31
Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
"No lo sé, ¿por qué habría de creerte?"
Arqueó una ceja, y fue toda su respuesta, mientras deshacía el hechizo y recibía 'la mirada' vaga, desaprobatoria, del otro adolescente.
Escuchó el traqueteo de un carrito afuera y la voz empalagosa de la mujer que lo conducía por el tren. Ahogó una carcajada al recordar que luego del segundo año, jamás había vuelto siquiera a golpear la puerta de ése compartimiento. Cortesía de Sylvester, por supuesto.
Suspiró y se acomodó en el asiento una vez más, con las manos entrelazadas sobre el abdomen, aún sujetando la varita, en señal de autosuficiencia. "Ya tuvo hartas oportunidades para ello, buen señor mío, y aún estoy aquí, así que no creo que vaya a lograrlo, bien porque ha desistido o bien porque se ha fastiado de esperar una ocasión que sea de su agrado para llevar a cabo su cometido".
No recordaba exactamente si alguna vez se lo había confiado, pero otra de las razones por las cuales no se encontraba compartiendo el cuarto con él en Slytherin había sido su abuelo, haciéndole prometer que no pondría un pie en aquélla Casa... como si alguna vez hubiera habido una remota posibilidad de que él fuera parte de aquélla. El problema más bien era que nunca le habían advertido acerca de los estudiantes que ostentaban la insignia verde y plateada, y cuando lo hicieron, ya era demasiado tarde, pues ya había simpatizado lo bastante con uno como para echar atrás semejante vínculo. Detestaba, en lo más profundo, ésas rivalidades en Hogwarts, pues le parecían inmaduras y provocadas por estereotipos ridículos.
"Ellos se lo pierden, ¿no?" Le dió un guiño divertido a Sylvester, y luego volvió a concentrarse en cómo la tarde iba desdibujándose apaciblemente en una noche que se anunciaba espléndida, tras las montañas y los valles.
Arqueó una ceja, y fue toda su respuesta, mientras deshacía el hechizo y recibía 'la mirada' vaga, desaprobatoria, del otro adolescente.
Escuchó el traqueteo de un carrito afuera y la voz empalagosa de la mujer que lo conducía por el tren. Ahogó una carcajada al recordar que luego del segundo año, jamás había vuelto siquiera a golpear la puerta de ése compartimiento. Cortesía de Sylvester, por supuesto.
Suspiró y se acomodó en el asiento una vez más, con las manos entrelazadas sobre el abdomen, aún sujetando la varita, en señal de autosuficiencia. "Ya tuvo hartas oportunidades para ello, buen señor mío, y aún estoy aquí, así que no creo que vaya a lograrlo, bien porque ha desistido o bien porque se ha fastiado de esperar una ocasión que sea de su agrado para llevar a cabo su cometido".
No recordaba exactamente si alguna vez se lo había confiado, pero otra de las razones por las cuales no se encontraba compartiendo el cuarto con él en Slytherin había sido su abuelo, haciéndole prometer que no pondría un pie en aquélla Casa... como si alguna vez hubiera habido una remota posibilidad de que él fuera parte de aquélla. El problema más bien era que nunca le habían advertido acerca de los estudiantes que ostentaban la insignia verde y plateada, y cuando lo hicieron, ya era demasiado tarde, pues ya había simpatizado lo bastante con uno como para echar atrás semejante vínculo. Detestaba, en lo más profundo, ésas rivalidades en Hogwarts, pues le parecían inmaduras y provocadas por estereotipos ridículos.
"Ellos se lo pierden, ¿no?" Le dió un guiño divertido a Sylvester, y luego volvió a concentrarse en cómo la tarde iba desdibujándose apaciblemente en una noche que se anunciaba espléndida, tras las montañas y los valles.
Cynric Morgan- Edad : 31
Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 14/07/2010
Re: Primer día, último año.
“¿Para qué habría de mentirte sobre algo tan insignificante?” desvió su mirada hacia la puerta cerrada y sonrió con un deje de secreta complacencia al recordar el episodio de la mujer y el carrito; nunca imaginó que a los doce años sería capaz de incordiarla hasta tal punto. Extrajo su varita y sujetó ambos extremos con las manos, luego la asió con su izquierda. “Sal y cómprate algo, si quieres.”, añadió en tono burlón.
“Desde que interrumpiste mi grata paz en este mismo compartimiento hace seis años he querido hacerlo, pero ya desistí. Puedes volver a dormir tranquilo.” jugó un momento con la varita antes de guardarla al tiempo que sus ojos se posaron, descuidadamente, en algún punto frente a él.
Había echado por la borda cuantiosas advertencias paternales sobre el trato social, él trabaría amistad con quién le viniese en gana y así lo hizo. Sonrió, entonces, tras percatarse del gesto de Cynric, –al menos cumple con el estatus de sangre– pensó y recreó en su mente los breves y gélidos sermones de Bastiaan Ensor. “Claro, en Slytherin hace falta más gente como tú; el Sombrero debe lamentar su decisión.” dijo levantando una ceja como aditivo satírico a sus palabras.
En tanto, suponía que que pronto llegarían.
“Desde que interrumpiste mi grata paz en este mismo compartimiento hace seis años he querido hacerlo, pero ya desistí. Puedes volver a dormir tranquilo.” jugó un momento con la varita antes de guardarla al tiempo que sus ojos se posaron, descuidadamente, en algún punto frente a él.
Había echado por la borda cuantiosas advertencias paternales sobre el trato social, él trabaría amistad con quién le viniese en gana y así lo hizo. Sonrió, entonces, tras percatarse del gesto de Cynric, –al menos cumple con el estatus de sangre– pensó y recreó en su mente los breves y gélidos sermones de Bastiaan Ensor. “Claro, en Slytherin hace falta más gente como tú; el Sombrero debe lamentar su decisión.” dijo levantando una ceja como aditivo satírico a sus palabras.
En tanto, suponía que que pronto llegarían.
Sylvester Ensor- Edad : 31
Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 14/07/2010
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